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MANDALAS Y MANTRAS
MANDALAS
Cuando realizamos un Mandala no estamos haciendo un simple dibujo sino la proyección de nuestro ser como un una escritura codificada de cómo y quienes somos interiormente que guarda nuestro espíritu y que desea que veamos. La utilización de colores, formas, trazos y hasta sonidos nos habla de nuestros sentimientos más profundos, aquellas cosas que guardamos y no permitimos liberarlas.
Un Mandala es la obra de arte mas importante de nuestro espíritu es la obra maestra de lo que somos una vibración maravillosa del ser que se gesta dentro de esta materia la perfección de lo divino pero mas aun la realización de nuestras vidas, el universo y nosotros codificados en un Mandala.
Es por ello no es necesario ser un artista ni experto dibujante, ya somos artistas naturales si dejamos que nuestro ser se manifieste, aprenderás a conocerte y amarte.
MANTRAS
Su origen, poder y beneficios
En general, hay poca diferencia entre la gente que pertenece a una cultura como la tibetana y las de cultura occidental. Fundamentalmente, todos somos seres humanos con los mismos problemas, el mismo tipo de confusión, las mismas emociones, y el mismo tipo de ignorancia en nuestra mente.
Sin embargo, desde el punto de vista práctico, en lo que concierne al enfoque de las enseñanzas del Dharma, existe una diferencia importante entre los occidentales y los tibetanos. En un país como el Tíbet, el Budismo fue establecido hace muchos siglos, muchos grandes maestros realizados han aparecido allí. Practicaron las enseñanzas y de esta manera se desarrolló confianza en los preceptos del Budismo. Esto no quiere decir necesariamente que las personas comprendan la razón por la cual tienen confianza. Teóricamente, en un país donde el Budismo está bien establecido, es más fácil estudiar, comprender las enseñanzas y desarrollar confianza en ellas. También desde un punto de vista cultural, los individuos muestran naturalmente confianza y fe sin que necesariamente comprendan las enseñanzas. Estas personas pueden pensar que, aunque no comprendan la verdad, los enunciados del Dharma son verdaderos. O por ejemplo decirse: Quizás yo no pueda ver los mundos superiores o inferiores, pero sé que ellos existen pues son parte de las enseñanzas. Entonces hay una cierta aceptación a priori¡ de las enseñanzas tal como están dadas, sin que surjan en la mente ni escepticismo ni dudas.
En los países occidentales en general, la situación es diferente. El Budismo ha comenzado a desarrollarse de una manera significativa desde la década de los 70. Lo que quiere decir que la gente no ha tenido verdaderamente el tiempo de familiarizarse con los conceptos del Dharma. Además, los occidentales en general, son mas sofisticados intelectualmente que los pueblos de otras culturas. Reciben una educación general más amplia. Pero por otro lado, esta aparente ventaja implica muchas más dudas y escepticismo pues no están dispuestos a aceptar las cosas como les son explicadas. Se interrogan continuamente acerca de la veracidad o no de ciertos postulados y si están dispuestos a aceptarlos o no: Las vidas pasadas, las vidas futuras, el karma, las causas y sus efectos, yo no estoy seguro de poder aceptar esto.
El mismo problema se presenta para el empleo de los mantras y su recitación como instrumento de desarrollo espiritual. Muchas personas piensan que las simples palabras están desprovistas de poder. ¿Cómo el hecho de emitir sonidos puede tener relación con el desarrollo espiritual? Aceptar esto presenta un problema para los occidentales.
En nuestra condición de seres no-despiertos, atados a una encarnación física, existimos en tres niveles: físico, verbal y mental. El nivel físico es completamente tangible, tenemos un cuerpo sustancial que todo el mundo puede ver y tocar. Es el nivel más grosero y más evidente de nuestra existencia. El nivel verbal, los sonidos que escuchamos y aquellos que producimos hablando, en cierta forma son tangibles e intangibles al mismo tiempo. Evidentemente no tienen forma, no se los puede ver, pero podemos escucharlos. Podemos experimentar los sonidos. No tienen una solidez comparable al cuerpo físico pero sin embargo poseen algo tangible, podemos realmente establecer una relación con ellos.
Por último existe el nivel mental, completamente intangible. No sólo nadie puede ver su mente sino que tampoco puede tocarla o experimentar su materialidad. Resumiendo, vivimos en estos tres niveles: el físico que es tangible, el verbal que está en el límite entre lo tangible y lo intangible, y el mental que es completamente intangible.
Sin embargo, es a partir de la mente que surgen los otros dos componentes, físico y verbal. Para que el cuerpo físico pueda desarrollarse debe existir primero la mente. En la mente que es vacua, surge el sonido. El sonido o más exactamente la vibración, se materializa en el organismo físico. Entonces, tenemos las vibraciones sonoras que surgen en la mente y a partir de ellas se desarrolla el cuerpo.
En el momento de la concepción hay dos elementos físicos que se unen a la conciencia, estos son el espermatozoide y el óvulo que provienen de los padres. Este ciclo se manifiesta a través de un nivel vibratorio, o si lo prefieren, un determinado sonido. En el momento preciso en que la mente se plasma en una forma física, es vehiculada por una vibración, el sonido NIR. Por ejemplo a un nivel puro, existe relación entre la sílaba germen HRI y el surgimiento de Chenresi, el Bodhisatva de la compasión. A un nivel impuro, la sílaba NIR es la generadora de los seres humanos. Es el sonido asociado a la vibración del momento de la concepción, cuando los elementos físicos y mentales se unen para formar un ser humano. Según este punto de vista, el nacimiento es el pasaje de la mente a través del nivel “sonoro” hasta el nivel de la forma propiamente física, el nivel más sólido.
Hay que aclarar que este cielo no es exclusivo del mundo humano, cada uno de los seis mundos (de la cosmogonía budista) está asociado a una sílaba germen que corresponde al nivel vibratorio particular del momento de la concepción en uno de estos mundos. La sílaba “NIR” corresponde al mundo humano, la “A” al mundo de los dioses, la “SU” al de los semidioses, la “DA” al mundo de los animales, la “TrE” al de los pretas y la “DU” al de los infiernos. Además existe un mantra en las enseñanzas del “Bardo Todol” -Liberación por audición en el bardo- compuesto por estas seis sílabas que están asociadas a los seis mundos de existencia samsárica.
En el mundo humano, el cuerpo físico de los seres que lo componen está estructurado de una manera determinada. A nivel psicofísico, existen los llamados canales portadores de energía (nadis). El cuerpo humano posee tres canales principales. El canal central llamado en tibetano uma, y a cada uno de los lados un canal paralelo, roma y kiangma. Una descripción más detallada enumera 72000 canales sutiles de energía que forman la estructura psíquica del cuerpo humano. De estos, en general hay diez canales principales divididos en cinco canales originales y cinco canales secundarios. Evidentemente, no se trata aquí de algo físico sino más bien de un sistema circulatorio de energía que atraviesa todo el cuerpo. Las extremidades de los canales reproducen la forma de las dieciséis vocales y de las treinta consonantes del alfabeto sánscrito. Es decir que este alfabeto se origina en las configuraciones de las extremidades de los canales de energía, que establecen la manera particular en que se articula cada sonido. El espectro vocal humano, es decir su capacidad para articular diferentes sonidos, está dado por la estructura particular de su cuerpo físico.
Según la tradición budista, la estructura física de los seres en general está constituida por cinco elementos: la tierra, el agua, el fuego, el aire y el espacio. Sin embargo, en el caso de la existencia humana, que es particularmente afortunada, desarrollada y evolucionada, existe un sexto elemento constitutivo que es la conciencia trascendente. De ella no tenemos una experiencia directa pero sin embargo se halla muy cerca de nuestro nivel de conciencia humano. No es este el caso de las otras formas de vida. Este sexto elemento, la conciencia trascendente o primordial, es la propia naturaleza de la mente, es una experiencia muy cercana a la conciencia ordinaria. Es en efecto esta inteligencia propia del ser humano, y de su estructura psicofísíca, sobre todo en lo relacionado a los canales sutiles, que le permiten vocalizar un espectro de sonidos tan amplio, no comparable con los otros seres vivientes.
Los animales en general poseen limitaciones en distintos planos. Mentalmente, tienen una inteligencia muy restringida pues no están dotados de este sexto componente o conciencia trascendente. Su cuerpo está compuesto por los elementos físicos pero no posee este agregado de la inteligencia consciente. Por lo tanto, la estructura psicofísíca que se desarrolla a partir de tal estado de limitación mental caracteriza un cuerpo físico igualmente limitado. A un nivel más sutil, los canales de energía de un animal no poseen estructuras variadas, todos tienen la misma forma: o bien son todos planos, o todos redondos o cuadrados. Mientras que en el cuerpo humano las formas son muy variadas. En consecuencia, la gama de sonidos que puede emitir un animal es muy reducida, cuando mucho uno, dos o tres sonidos. Es muy poco en relación a la capacidad humana. Además, no pueden
expresarse a través de palabras, dada su limitada estructura física, producida por una limitación en su mente.
En el mundo humano las emanaciones de los Budas y Bodhisatvas despliegan una gran actividad en la enseñanza, a causa de las características evolucionadas de los seres y su sensibilidad. El nacimiento humano representa en efecto, la situación más favorable para el desarrollo y el incremento de enseñanzas tan profundas. En particular, las enseñanzas tántricas que posibilitan una transformación profunda de la estructura física, verbal y mental del individuo. La transformación física se efectúa a través de la identificación con la apariencia de la divinidad, la transformación verbal por la recitación de mantras y la transformación mental por establecer la mente en SamadhiEsto no es realmente posible más que en el mundo humano, y es en este mundo que los Budas y Bodhisatvas pueden aparecer e impartir efectivamente sus enseñanzas.
En lo que concierne a los mantras, hay dos tipos. Un primer grupo pueden ser creados por seres que poseen inteligencia y sabiduría trascendente. Se los llama mantra-nombre pues
la parte central de los mismos está constituida por el nombre de la divinidad o un santo al cual se implora y sobre el que se medita. Por ejemplo, el mantra de Milarepa es “OM AH GURU HASA BENDSA HUNG”(. Las sílabas OM y AH están colocadas al principio, y la sílaba HUNG al final ellas representan respectivamente el cuerpo, la palabra y la mente, y son comunes a todos los mantras. La sílaba OM está asociada al cuerpo “vajra” o cuerpo inmutable, la sílaba AH a la palabra vajra, y la sílaba HUNG a la mente vajra. GURU significa Lama o maestro espiritual, HASA BENDSA o HASA VAJRA es un término sánscrito traducido en tibetano por Shepa Dordye. HASA significa alegría y VAJRA es inmutable, este era el nombre tántrico de Milarepa. De esta manera, por la sola repetición de este mantra se está invocando a Milarepa.
Para citar otro ejemplo, podemos tomar el mantra de Vajrapani: “OM VAJRA PANI HUNG”, en sánscrito, o “OM BENDSA PANI HUNG”, en tibetano. Aquí están escritas solo las sílabas del cuerpo y de la mente inmutables, y en el medio el nombre de la divinidad, Vajrapani como el componente de la palabra. Existen numerosos ejemplos de este tipo de mantras que podríamos llamar “fabricados”. Esto no quiere decir en absoluto que nosotros podemos ponernos a crear mantras pues no poseemos aún la sabiduría suficiente. Un Maestro espiritual puede crear este tipo de mantras que serán completamente válidos pues están compuestos únicamente a partir de sílabas existentes y del nombre de la divinidad o del santo al cual se invoca.
En el caso del segundo tipo de mantras, pueden ser creados solamente por Bodhisatvas de la octava, novena o décima tierra, o completamente iluminados. Esta categoría de mantras proviene solamente de este alto nivel de experiencia. Sería imposible que un ser de realización inferior pueda crear este tipo de mantras y si esto ocurriera, cosa que sería muy rara, el mantra directamente no funcionaría. En efecto, un individuo que no tiene la realización ni la comprensión de la naturaleza de los fenómenos, de la naturaleza de la realidad, es simplemente incapaz de crear un mantra específico, con un fin específico y que sea eficaz. Por el contrario, para un Bodhisatva de excelentes cualidades es posible generar este tipo de mantras que serán eficaces en relación a la finalidad planeada. Este ser posee en efecto, una comprensión total y precisa de todos los elementos de la situación.
Un ser que ha realizado la primera tierra de Bodhisatva es muy diferente de nosotros, no es un ser ordinario, dado que tiene una comprensión muy precisa de la naturaleza de la mente. Su comprensión quizás, no es aún total pero es estable. Posee una gran libertad interior que le permite expresarse con total independencia. En este nivel, que podríamos llamar inicial de realización, la mente puede mantener en un solo instante cien estados de concentración meditativa, sin ser perturbada o extraviada. Asimismo este ser puede encontrar en un solo instante cien Budas, experimentar cien tierras puras, emanarse de cien maneras diferentes, trabajar por el bien de cien seres, recordar cien vidas pasadas y ver cien estados de existencias futuros, etc. Todo ello lo puede hacer en un solo instante. Pero incluso en este extraordinario nivel de realización muy avanzado, no puede crear mantras de esta segunda categoría, pues le falta la sabiduría necesaria.
Los poderes y cualidades inherentes a la primera tierra de Bodhisatva, se multiplican por diez en el ámbito de la segunda tierra y se desarrolla la capacidad de mantener mil estados de concentración en un solo instante, experimentar mil tierras puras, etc. Los poderes y cualidades se multiplican por diez en cada tierra. Sin embargo, incluso la realización ligada a la séptima tierra no permite que un mantra aparezca espontáneamente. Es decir, no se puede crear un mantra incluso a partir de este estado de conciencia.
En la octava, novena y décima tierra de Bodhisatvas, llamadas las tres tierras puras, son obtenidas cualidades que se denominan la capacidad de control o poder. Estas capacidades son diez. El Bodhisatva comienza a tener dominio sobre la duración de la vida, las condiciones del renacimiento, el karma, la riqueza, el poder de realizar deseos puros, etc. Por ejemplo, un ser de cualquiera de estas tres tierras puras tiene control sobre su renacimiento. Esto significa que puede renacer en el mundo que desee, ya sea dentro del samsara o en cualquier reino puro, allí donde sea necesario. Así, lo único que tiene que hacer es tomar la decisión de renacer en ese lugar particular y el nacimiento se produce. Tener el poder de formular deseos puros significa que puede realizar inmediatamente el anhelo que surge en su mente.
El Bodhisatva que tiene poder sobre las riquezas, posee la capacidad de producir una lluvia continua de riquezas. Con este poder, por ejemplo, podría colmar la tierra entera de todo tipo de tesoros.
En cuanto al poder sobre el karma, este ser tiene la capacidad de eliminar, o por lo menos diferir, el karma negativo de un individuo de tal manera que éste no experimente el resultado kármico inmediatamente como debería hacerlo.
Este tipo de poderes comienzan a manifestarse a partir de la octava tierra y se desarrollan a lo largo de la novena y la décima. Estas cualidades se vuelven aún más vastas y profundas a medida que el Bodhisatva progresa. Para los seres que han alcanzado estas tierras puras, se efectivizan cuatro estados de conciencia puros y precisos. El primero es el conocimiento puro y preciso de los fenómenos del samsara y del nirvana, de todas las formas de experiencia. El segundo es un conocimiento puro y preciso de la causalidad, es decir, las causas y condiciones que producen el samsara y el nirvana. Este Bodhisatva,
puede ver claramente como los diferentes factores de una situación llevan a un resultado particular. Puede ver el sentido de la situación en su conjunto y al mismo tiempo ser consciente de las partes. El tercer tipo de conocimiento se refiere a la comunicaci6n a través del sonido y del lenguaje, y la capacidad de producir una acción benéfica por el empleo hábil de los sonidos. Gracias a este particular estado de conciencia, los sonidos y las palabras que emite un Bodhisatva actúan eficazmente en ciertas esferas de existencia. El cuarto tipo de conocimiento permite reconocer el proceso kármico, el resultado de una acción cometida, tiene la capacidad de ver el vínculo entre la causa y el efecto.
Los Bodhisatvas de estas tierras puras pueden crear mantras, que gracias a su realización serán eficaces para un objetivo preciso. Para un Buda completamente iluminado, no existe ninguna limitación: la opacidad mental, la ignorancia y las limitaciones de la mente han sido completamente eliminadas, y el potencial infinito de la mente puede expresarse sin medida. Tratar de describir las cualidades del estado de Buda es algo realmente imposible. Ningún ejemplo, ninguna comparación puede ser empleadas para expresar las cualidades de este nivel de realización. En tal estado infinito de poder, el acto de crear un mantra no presenta ningún problema. De este estado de completa omnisciencia surgen mantras totalmente eficaces.
Algunos mantras se originan en la palabra de un Buda completamente Despierto. Por ejemplo, cuando Buda Sakyamuni enunció un mantra por primera vez se convirtió en un instrumento infalible para la práctica espiritual, pues surgía de un estado de conciencia completamente despierto. En ocasiones, Buda puede sugerir un mantra a través de una meditación, transmitiendo su bendición o su influencia espiritual a un ser especial que pronunciará el mantra. Si ocurre realmente así, el mantra surgido de esta inspiración se convierte en un instrumento auténtico para la práctica espiritual.
En otros casos, se dice que los mantras no surgen de la boca de Buda, sino de distintas partes de su cuerpo, como por ejemplo su protuberancia craneana. De esta manera, algunas personas pueden escuchar el sonido de un mantra que surge del cuerpo de Buda pero no de su boca. Estas vibraciones o sonidos son considerados también como instrumentos auténticos e infalibles para el progreso espiritual pues provienen de la mente iluminada de Buda. No existe ninguna duda en cuanto a su eficacia.
Algunos mantras asociados a ciertas divinidades no han sido transmitidos en forma verbal sino a través de la vibración sonora producida por el Buda en meditación. Es un sonido muy dulce y melodioso como el canto de un pájaro. Esta es una forma por la cual puede ser transmitido un mantra. El nombre de las divinidades a las cuales se alude con estos mantras, habitualmente comienzan con la palabra Uknisha en sánscrito o Tsuktor en tibetano. Se sabe que hay cinco o seis divinidades de este tipo. Por ejemplo Namgyelma, una divinidad de larga vida, tiene como nombre Uknisha Vijaya en sánscrito yTsuktor Nam gyelma en tibetano. Uknisha alude a la protuberancia craneana de Buda, como el origen milagroso de este mantra. Por lo tanto, no es un mantra que Buda haya pronunciado verbalmente.
También en algunos Sutras se encuentran mantras. En el Sutra de la Gran Liberación hay un largo mantra que empieza con la invocación: “Namo Budhaya, Namo Dharmaya, Namo Sanghaya…” que fue enunciado por Buda cuando enseñó este Sutra y recopilado como parte de los discursos que Buda pronunció. Existe asimismo el famoso mantra conocido con el nombre de “Mantra Gate”, es muy célebre en las tradiciones budistas tibetana y japonesa: “TADIATA OM GATE GATE PARAGATE PARA SAM GATE BODHI SO HAY”. Fue pronunciado cuando el Buda bendecía al Bodhisatva de la compasión Arya Avalokitesvara, inspirándole este mantra. La escena está descrita en el Sutra del Corazón: el Buda estaba en samadhi y a través de su influencia espiritual inspiró al Bodhisatva Avalokitesvara para que enseñara el mantra a los otros. Así hubo una transmisión directa de Buda a través del Bodhisatva. En todos estos casos se trata de mantras auténticos surgidos de la realización de Buda.
La primera función que cumplen los mantras es la de purificarnos del velo de la negatividad, de la ignorancia, y por otra parte desarrollar en nosotros cualidades positivas. Acrecentar el mérito y acercarnos al Despertar.
Algunos mantras están particularmente asociados a aspectos de nuestra existencia. Ya sea la prolongación de la vida, la purificación de enfermedades, impedir que la mente caiga en estados inferiores, o eliminar el miedo y la ansiedad, etc. Pero en general, podemos decir que todos los mantras tienen el mismo objetivo: eliminar el sufrimiento y la confusión, y conducir al practicante hacia el Despertar.
Por ejemplo, existe un mantra muy largo, el de Amitayus. Este tipo de mantra es llamado dharani que en sánscrito quiere decir mantra largo y que posee una estructura gramatical propia. En el Sutra de Amitayus, “el Buda de la Vida Infinita”, se dice que su dharani ha sido enunciado por Amitayus mismo, en su aspecto de “Cuerpo de Felicidad”, Sambogakaya. Otorga un gran beneficio a aquel que lo recita pues purifica a las personas del karma que podría resultar en un renacimiento en los estados inferiores de existencia, tener una vida corta o enfermedades, etc. Es muy benéfico recitarlo para que lo escuchen los animales salvajes o domésticos, pues si ellos escuchan este mantra obtienen un provecho espiritual; su mente se purifica de tendencias kármicas que lo retienen en este estado inferior y que podrían llevarlo aún a estados más bajos en el futuro. Por lo tanto, el solo hecho de escuchar el sonido es muy benéfico para los seres a un nivel u otro. Incluso, si no son conscientes, experimentarán los beneficios en el futuro.
En los comentarios tradicionales sobre este mantra se dice que, incluso si la fuerza de la vida se agota y se acerca a la muerte, la recitación del mantra de Amitayus permite prolongar la vida hasta cien años. Con respecto a esto, conviene hacer algunas aclaraciones. En primer lugar, en tiempos de Buda Sakyamuni el promedio de vida era de cien años, era el máximo de duración en esa época, razón por la cual se hace mención a esta cifra. Por otro lado, la duración de nuestra vida en un cuerpo físico esta determinada por diferentes factores: la fuerza vital, los méritos acumulados que sostienen la existencia, las tendencias kármicas que prolongan esta vida o nos conducen hacia otra, etc. Si todos estos factores se agotan al mismo tiempo, entonces no hay ninguna esperanza, ni la recitación de este mantra ni ningún otro medio sera de beneficio. Pero existen casos en los cuales una persona muere prematuramente a causa de uno solo de estos factores. Particularmente si la fuerza vital comienza a disminuir en forma prematura, pero los méritos y el karma son aún suficientes para sostener la existencia, entonces la recitación del mantra de Amitayus puede ser eficaz y prolongar la duración de la vida.
Tomemos como ejemplo el mantra de cien sílabas de Vajrasatva. Estas cien sílabas son las sílabas-generadoras de las cien divinidades “pacíficas y coléricas” del Bardo. De esta manera, las cien divinidades están representadas potencialmente en las cien sílabas de este mantra. El mantra tiene una determinada estructura gramatical y una persona versada en la lengua sánscrita y su sintaxis, puede traducirlo como una plegaria o una alabanza a Vajrasatva. Sin embargo, el significado último de estos sonidos, mas allá del nivel conceptual o gramatical, puede ser comprendido por un ser que tiene la sabiduría de un Buda completamente Iluminado. El sentido de estas sílabas permanece impenetrable para aquel que no ha realizado la experiencia del pleno Despertar. Pero, recitar el mantra con fe y confianza permite recibir sus beneficios, incluso si uno no tiene una comprensión intelectual o una percepción directa.
En el sendero tántrico -enfoque particularmente profundo y extraordinario- el concepto de samaya, compromiso, o vinculo iniciatícoes esencial. Se puede decir que el éxito de la práctica depende de las cualidades o de la pureza del samaya. El concepto de samaya es considerado como muy complejo, en algunos textos se dice que el samaya tántrico incluye un millón cien mil votos diferentes. Al mismo tiempo ha sido dicho que el mantra de cien sílabas de Vajrasatva tiene el poder de purificamos de cualquier falta cometida en contra de los “vínculos iniciáticos”, si se lo recita veinticinco veces por día sin interrupción. Además puede purificar las infracciones cometidas consciente o inconscientemente.
Veamos ahora el mantra “OM MANI PEME HUNG” (5) que es el de Avalokitesvara (Chenresi), el Bodhisatva de la compasión. Recitar este mantra es importante a varios niveles. Las seis sílabas del mantra pueden eliminar los “seis venenos” de las emociones perturbadoras de la mente, cerrar las puertas de los renacimientos en los seis estados de existencia samsárica, aumentar los méritos, desarrollar y perfeccionar las Seis Paramitas. La recitación de estas “seis sílabas” es eficaz a todos estos niveles.
Estar en contacto con el mantra “Om Mani Peme Hung” ya sea por la audición, por la vista, la recitación, el pensamiento, o el tacto -por ejemplo tocar las formas de sus letras grabadas-, transmite una gran bendición y otorga beneficios que provienen del poder inherente a este mantra. Incluso si un animal escucha el sonido del mantra, á a nivel de su conciencia una influencia liberadora. Este ser será liberado de los estados inferiores, y establecido en un renacimiento humano, en contacto con las enseñanzas del Dharma, y progresará en el camino de la Liberación. El Buda ha dicho: Se pueden tomar todos los granos de arena contenidos en todos los océanos y en todos los ríos del mundo, el Buda podría contarlos pero no se podría concebir los beneficios de una sola recitación de este mantra.
No hay duda de que nuestras palabras poseen un cierto poder. Nosotros podemos a largo término influenciarnos e influenciar a otros, si hablamos con gentileza y dulzura, con una voz armoniosa, entonces todo el mundo estará de buen humor y contento. Por el contrario, si hablamos con un tono duro, desagradable entonces podemos enojarnos y encolerizar a los otros. Incluso, podemos llegar a aterrorizar a otros hablando violentamente. Es seguro que las palabras de una persona ordinaria, no despierta, pueden producir un gran efecto. ¡Qué podemos decir entonces de la eficacia para el desarrollo espiritual de las palabras pronunciadas por un ser que ha alcanzado el perfecto Despertar!
Si tenemos una completa confianza en el Buda y el Dharma las enseñanzas, el paso a franquear para creer en el poder de los mantras no es difícil. Pero si no tenemos fe incluso en su origen, entonces creer en los mantras que de allí surgen es mucho más difícil. El empleo de los mantras es también eficaz cuando por ejemplo, tenemos dificultades en meditar o en concentrar correctamente nuestra mente, o bien cuando debemos hacer ejercicios físicos muy duros para nosotros como por ejemplo las prosternaciones. Recitar un mantra como el “Om Mani Peme Hung” es muy fácil, no requiere ni esfuerzo ni habilidad particular, y sin embargo, incluso a ese nivel, recitándolo recibimos beneficios y un cierto desarrollo espiritual comienza a establecerse.
Existen textos donde están recopilados numerosos mantras y dharanis provenientes de distintas fuentes, de diversos Sutras o Tantras, etc. Uno de esos textos es conocido con el nombre de Ngak Bum que en tibetano quiere decir Cien mil mantras. Aunque en realidad no haya cien mil mantras, es un nombre genérico para significar que allí se encuentran los mantras más importantes, pronunciados o inspirados por Buda, o que han aparecido de una manera auténtica. Para aquéllos que estén interesados en practicar su recitación, les propongo recibir el “lung” o transmisión oral del texto con un Lama calificado. Pueden pedir el lung, luego estudiar el texto y aprender a recitar los mantras, pues son muy eficaces. Pueden grabarlos y escucharlos en su casa de la misma manera que escuchan música, porque también es muy benéfico. Incluso, les sugiero que cuando vuelven del trabajo y enciendan la televisión para distenderse, dejen solamente la imagen para distraer los ojos y enciendan el grabador con los mantras para entretener los oídos.
Uno de los principales discípulos de Buda era un Arhat llamado Shariputra. Su madre estaba aún con vida cuando él alcanzó la realización del estado de Arhat. Ella no poseía ni la comprensión ni el deseo de estudiar el Dharma, y su hijo estaba muy inquieto por esta razón. Quería que su madre se interesara en el Dharma y lo estudiara a fin de obtener todos los beneficios. Pero el estudio no le gustaba. Entonces, Shariputra puso en obra un medio hábil: suspendió una campana sobre la puerta de entrada de su casa y le dijo a su madre, “he puesto una nueva regla en la casa, cada vez que alguien abra la puerta y escuches el sonido, deberás decir “Om Mani Peme Hung” y todos aquéllos que escuchen el sonido de la campana deberán hacer lo mismo”. A partir de aquel momento, cada vez que alguien entraba y hacía sonar la campana, “ding”, la madre decía “Om Mani Peme Hung”. De esta manera, ella tomó el hábito por el resto de su vida. Al morir, sus tendencias kármicas predominantes en ese momento eran muy negativas. A tal punto que renació en un mundo infernal. Se halló cerca de un enorme caldero que contenía metal en ebullición donde iba a ser arrojada y quemada viva. Un demonio que se encontraba a su lado, removía el líquido con un enorme cucharón. En un momento dado, el cucharón golpeó con violencia el borde del caldero e hizo “ding”. Inmediatamente, debido al hábito que había adquirido, ella dijo “Om Mani Peme Hung” y fue en un instante liberada de ese estado infernal y tomó nacimiento en un mundo superior.
Esta es una manera de ayudar directamente a un ser humano, animal u otro. Si escuchan el sonido del mantra “Om Mani Peme Hung” esto no puede hacerles ningún daño, sino por el contrario les será de un gran beneficio. De esta manera, uno puede ayudar mucho a los demás y contribuir muy rápidamente a su desarrollo espiritual.
Con esta aclaración, terminaremos esta enseñanza dedicando los méritos para el bien de todos los seres.
MANTRAS
OM AH GURU HASA BENDSA HUNG
El mantra de Milarepa, el gran santo que alcanzó el completo Despertar en una vida. Su recitación desarrolla la diligencia y el fervor en la práctica.
OM BENDSA PANI HUNG
El mantra de Vajrapani (Chanadorye), es la personificación del poder de los Budas. Su recitación permite desarrollar el coraje en la acción por el bien de los seres.
NAMO BUDHAYA, NAMO DHARMAYA, NAMA SANGHAYA
Recitando este mantra de homenaje al Buda, al Dharma (las enseñanzas) y a la Sangha (la comunidad) se toma refugio para protegerse de los sufrimientos del samsara.
TADIATA OM GATE GATE PARAGATE PARA SAM GATE BODHI SO HA
Es el mantra de la Prajñaparamita. Su recitación agudiza la inteligencia, permite eliminar el apego al ego como una entidad individual dotada de existencia propia y realizar que los fenómenos están vacíos de naturaleza propia.
OM MANI PEME HUNG
El mantra de Avalokitesvara, personificación de la compasión. Su recitación elimina los sufrimientos y permite alcanzar la paz mental.
TADIATA OM MUNI MUNI MAHAMUNAYE SO HA
El mantra de Sakyamuni, el Buda histórico. Ha sido dicho que si se recita este mantra una sola vez, los actos negativos de 80000 kalpas son purificados.
OM AMI DEWA HRI
El mantra de Buda Amitaba, permite desarrollar un amor infinito hacia todos los seres.
OM AMARANIDSI WENTIYE SO HA
Es el mantra de Amitayus, el Buda de larga vida que permite obtener longevidad para continuar ayudando a los seres.
OM ARA PATSANA DHI DHI DHI
Es el mantra de Manyusri (Dyampel Yang), personifica la sabiduría de los Budas. Su recitación permite realizar las cualidades de esta sabiduría.
OM AH HUNG BENDSA GURU PEMA SIDHI HUNG
Es el mantra de Padmasambhava (Guru Rinpoche) que permite apartar los obstáculos y recibir los logros ordinarios y último: el insuperable Despertar.
OM BENDSA SATO HUNG
Es el mantra corto de Vajrasatva (Dorye Sempa) aspecto purificador de Buda. La recitación de este mantra y la práctica de su meditación conforman una de las prácticas “preliminares específicas” del Vajrayana. Permite purificar rápidamente los velos que cubren la naturaleza pura de la mente.
Om Shareem Hreem, el mantra para remover todos los obstaculos, purifica nuestros pensamientos y acciones.
Todos los impedimentos en nuestro camino sean disueltos con fe y devocion.
Todos tus esfuerzos seran exitosos, meditar sobre el, que nos guiará en camino a la iluminación
OM MANI PADME HUM: Significa “la joya del loto que reside dentro” .Mani Padme representa la joya del loto, la sabiduría esencial que incardina las enseñanzas budistas, la esencia divina, mientras que Hum representa la realidad sin límites encarnada dentro de los límites del ser individual. ASí Hum une lo individual con lo universal.
SOY EL INFINITO PERTENEZCO AL UNIVERSO